lunes, 2 de febrero de 2009

Entrevista a Manuel Martín-Gaitero


Decían los filósofos griegos que «la ciudadanía es la condición por la que el hombre puede, en lugar de limitarse a vivir, aspirar a llevar una vida buena». Sin embargo, la obligatoriedad a cursar la asignatura que lleva en su enunciado esta cualidad ha levantado ampollas en distintos sectores de la sociedad. Tras la sentencia del Supremo, que no reconoce el derecho de los alumnos de objetar a Educación para la Ciudadanía (EpC), los portavoces del Foro Ciudad Real en Libertad y del sindicato ANPE, Manuel Martín-Gaitero (M.M-G., a la izquierda de la imágen) y Juan Carlos Illescas (J.C.I.), hablan para La Tribuna sobre esta controversia.

¿Cómo han acogido la sentencia del Tribunal Supremo?

M.M-G.: En principio, con decepción porque el fallo no es desfavorable. No obstante, estamos a la espera de conocer el texto completo de la sentencia. El Gobierno se ha lanzado a celebrarla, pero creo que es mucho más compleja y que esconde letra pequeña. Es posible que la asignatura tenga que ser modificada en su planteamiento actual.

J.C.I.: Cuando vimos que se empezó a generar la polémica, sabíamos que en caso de que se optara por la vía judicial esto iba a terminar así. Esperábamos que se diera el visto bueno, por la capacidad que tiene el Gobierno de legislar sobre las materias curriculares. Pero, entendemos que muchos contenidos transgreden las cuestiones menos constitucionales y que deben ser detallados y planteados de una manera más exacta, sin dar tanta libertad a la improvisación.

¿Por qué no es válida Educación para la Ciudadanía?.

M.M-G.: Enseñar en los colegios la Constitución, educar en valores y en derechos humanos, así como en la convivencia cívica, está bien. Lo que no estamos de acuerdo es que se pueda entrar en juicios éticos, en cuestiones morales, en creencias, en formas de interpretar el mundo, la política, la vida y las relaciones humanas en unos términos que son exclusivos del Gobierno, pero que no son compartidos por la totalidad de la sociedad. En la medida en que se apropia del derecho que tenemos los padres a elegir en qué valores educamos a nuestros hijos, supone una intromisión y un abuso impropios de un sistema democrático.

J.C.I.: Cuando se está elaborando la asignatura, nosotros dijimos que era innecesaria en tanto en cuanto incluye contenidos integrados en Conocimiento del Medio, Filosofía o Geografía e Historia. Tras la normativa de la LOE, los docentes nos vimos obligados a acatarla, pero teniendo en cuenta la ética. Somos profesionales con libertad de cátedra y tenemos que respetar el derecho de los padres a educar a sus hijos como más razonable les parezca. Las cuestiones de componente moral debemos obviarlas y dejar a los padres que asuman este reto. Una de mis grandes demandas es que nos dejen ser profesores y no nos exijan ser los educadores sustitutivos de las familias.

¿Consideran que existe una tendencia a dejar la mayor parte del peso de la Educación de los hijos sobre la escuela?

M.M-G.: La tendencia social a la comodidad, a que nos den todo hecho, es cada vez mayor; al igual que la inercia a que el Estado nos resuelva todos los problemas. Cuando no sabemos lidiar con los hijos, se tiende a echar balones fuera, cuando hay que ser responsables de su educación.

J.C.I.: Cada día es mayor la demanda para que instruyamos, eduquemos, formemos e informemos a toda la banda social. Es más cómodo para la sociedad eludir esa responsabilidad y señalarnos como los únicos y últimos responsables de esas cuestiones. Es un error y desde hace mucho tiempo venimos haciendo llamamientos muy serios para que haya una mayor confraternización entre padres y profesores para dar una respuesta más adecuada a las necesidades de los alumnos. Nosotros no educamos, somos parte del proceso formativo.

Manuel, ¿qué valores cree que se ponen en juego en EpC?

M.M-G.: Por ejemplo, el modelo de Estado del Bienestar llevado hasta sus últimas consecuencias cuando es el protagonista de todo. No estamos de acuerdo con eso y una persona con ideas políticas liberales debe estar radicalmente en contra del planteamiento que se hace del papel del estado en la asignatura. Tampoco vemos bien que se dedique una buena parte de ella a la formación afectiva, emocional, a los sentimientos, a las relaciones sociales o a la construcción de la personalidad de los niños. Nos estamos metiendo en temas que incuben a la privacidad y a la esencia de cada uno. Además, es paradójico que la asignatura hable mucho de Constitución y de derechos humanos cuando vulnera el derecho que tenemos los padres. Es una asignatura hipócrita: haz lo que yo te diga, pero no hagas lo que yo hago.

Juan Carlos, desde ANPE opinan que ahora es el momento de rediseñar los contenidos de EpC. ¿En qué aspectos falla? ¿Se entromete en cuestiones morales?

J.C.I.: Yo confío en la profesionalidad de los docentes y lo único que me importa es que si esta asignatura está creando polémica entre grupos de padres, por mucho que este avalado por el Ministerio de Educación y Ciencia, creo que no es un libro de consenso, no es el más adecuado. Hay gente que se está escandalizando y la Educación no es eso, es una tarea de todos en la que tenemos que partir de la base de que tiene que haber un interés último centrado en formar las mejores generaciones posibles de alumnos. Tenemos un índice de abandono del sistema educativo en Castilla-La Mancha del 39 por ciento, el tercero más alto de España. Es el momento de poner la atención sobre cuestiones más importantes.

M.M-G.: En quinto de Primaria, donde se incluye desde este año EpC, ponen dos horas de la asignatura para niños de 11 años en detrimento de una hora de Lengua y de otra de Matemáticas. Es descabellado, porque es donde los escolares españoles no están dando la talla.
¿Por qué creen que se está expulsando lentamente a la Filosofía y reduciendo, en general, la presencia de las Humanidades de la Enseñanza?

J.C.I.: La sociedad evoluciona y los focos de interés que se generan en los distintos momentos que se viven van configurando la necesidad de un currículo distinto. Hay algunos docentes que consideran que hay que potenciar las capacidades del alumnado para que puedan ser masa crítica y otros que creen que es mejor no ayudarle a pensar. La LOGSE marcaba esa senda, que radicaliza la LOE.

M.M-G.: Tradicionalmente, se ha buscado una formación humanística como forma de garantizar ciudadanos críticos y con sentido de llegar a su propia filosofía. Sin embargo, ahora se trabaja más el corto plazo. Con EpC para qué van a ahondar en otros conceptos de la vida, si ya hay uno legitimado por un sistema democrático.

El Foro Ciudad Real en Libertad recurrirá la sentencia del Supremo al Constitucional, mientras que ANPE cree que este debate desvía la atención de los auténticos problemas del sistema educativo. ¿Qué sentido tiene seguir con esta cruzada?

M.M-G.: Por el momento, van a recurrir los padres que han perdido el juicio. No vamos a dejar que ningún Tribunal nos expropie a nuestros hijos, porque su educación es responsabilidad nuestra. Así lo dice la Constitución y el Código Civil, por eso no vamos a renunciar. La objeción puede no ser el camino correcto, pero vamos a seguir luchando en todos los frentes. El más importante de todos es el debate social, que debería haberse producido hace tres años, antes de la aprobación de la LOE, cuando no había nada impuesto.

J.C.I.: ANPE no va a animar ninguna cruzada, está proponiendo soluciones a un sistema que está carente de iniciativas o que, simplemente, no las aplica. De ahí, el alto índice de fracaso escolar. Ninguna de las reformas que se han hecho, siete desde que empezó la Democracia, han contado con el consenso de toda la sociedad ni ha escuchado la opinión de los profesionales de la Educación. Tenemos un sistema en crisis, que no levanta cabeza y que está abocado a la extremaunción.


La Tribuna de Ciudad Real, 1 de febrero de 2009

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